Coronilla de la Divina Misericordia
En 1931 Sor Faustina tuvo una visión en la cual Jesús le encargó la tarea de pintar su imagen tal y como ella lo veía en ese momento: con la mano izquierda sobre su corazón, del cual salen dos rayos, y con la mano derecha alzada en señal de bendición. Jesús le indicó que al pie del cuadro debería colocarse la firma: “Jesús, en Ti confío”. Agregándole: “Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero” (Diario, 47).
El cuadro, pintado por un artista bajo la dirección de Sor Faustina, quedó concluido en 1934. Al ver que el cuadro distaba mucho de la imagen verdadera de Jesús, llorando, exclamó: “¿Quién será capaz de pintarte tan hermoso como eres en verdad?” A lo que Jesús respondió: “No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia” (Diario, 313). “Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá” (Diario, 48).
Jesús dijo posteriormente a Sor Faustina: “(…) Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).
Los rayos que salen del corazón de Jesús en esta imagen, uno rojo y el otro pálido, simbolizan la sangre y el agua que brotaron del corazón traspasado de Jesús en la cruz “(…) como de una fuente desbordante de misericordia” (Diario, 367), para el mundo entero. Jesús dijo a Sor Faustina en distintas ocasiones: ” (…) El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas…” (…) “Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios” (Diario, 299). ” (…) Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570).
En 1937 y 1938 el Señor Jesús le encomendó a Sor Faustina adorar la hora de su muerte: las tres de la tarde en punto, definida por Él mismo como : “(…) la hora de la gran misericordia para el mundo entero” (Diario, 1320), ya que a esa hora su Divina Misericordia “se abrió de par en par para cada alma” (Diario, 1572).
Jesús indicó que desea que a esa hora sea contemplada Su Dolorosa Pasión, que sea adorada y alabada la Divina Misericordia, y que por los méritos de Su Dolorosa Pasión supliquemos las gracias necesarias para el mundo entero y en especial para los pecadores.
Jesús reveló a Sor Faustina: “(…) En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. Hija Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante” (Diario, 1572).
En 1935 el Señor Jesús enseñó a Sor Faustina una oración que reza así: “(…) Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”. (…) “Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero” (Diario, 476).
Jesús instó a Sor Faustina a rezar esta oración tantas veces pudiera, y le reveló que esta oración es un poderosísimo instrumento para aplacar la Ira Divina y apelar a la Divina Misericordia. Le indicó la forma de rezarla, a manera de rosario, oración que se conoce como la “Coronilla de la Divina Misericordia”.
Con respecto a esta oración, Jesús le hizo a Sor Faustina varias revelaciones y promesas: ” (…) Esta oración es para aplacar Mi ira” (Diario, 476). “A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles todo lo que Me pidan” (Diario,1541). “(…) A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad” (Diario, 1731). “(…) Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita” (Diario, 687).
Jesús manifestó a Sor Faustina su deseo de que el domingo siguiente al Domingo de Pascua de Resurrección fuera proclamado como el día de la “Fiesta de la Misericordia”. Jesús dijo a Sor Faustina: “(…) Esta fiesta ha salido de las entrañas de Mi misericordia y está confirmada en el abismo de Mis gracias” (Diario, 420). ” (…) Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores” (Diario, 699). En otra oportunidad dijo: “(…) quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, (se refiere a recibir la Santa Comunión) recibirá el perdón total de las culpas y de las penas” (Diario, 300), y “(…) En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata” (Diario, 699).
Para recibir estos grandes dones hay que cumplir con las condiciones de la devoción a la Divina Misericordia: confiar en Dios, ser misericordiosos con nuestro prójimo, estar en estado de gracia santificante (habernos confesado) y recibir la Santa Comunión.
Jesús agregó: ” (…) No encontrará alma ninguna la justificación hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso el primer domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi Misericordia infinita” (Diario, 570).
También indicó: “(…) por eso quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua y que se la venere públicamente para que cada alma pueda saber de ella” (Diario, 341).
En preparación a la fiesta de la Misericordia, Jesús solicitó el rezo de la novena que consiste en rezar la Coronilla a la Divina Misericordia durante nueve días, a partir del Viernes Santo, ofreciéndola cada día por un grupo particular de almas. Jesús prometió a Sor Faustina: “(…) Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias” (Diario, 796).
Se utiliza un rosario común de cinco decenas.
Oración al comenzar
La coronilla se comienza con la Señal de la cruz. A continuación, se reza la Oración para la Hora de la Misericordia:
Expiraste, Jesús; pero la fuente de vida brotó para las almas, y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero. ¡Oh, fuente de vida, insondable misericordia divina!, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros.
Luego, se dice tres veces:
¡Oh, sangre y agua que brotaste del corazón de Jesús, como una fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío!
A esto le siguen un Padrenuestro, luego un Ave María, después un Gloria y concluye esta primera parte con el Credo.
Las cinco decenas
Comenzando por la cuenta grande:
Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.
En cada decena:
Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Finalizadas las cinco decenas
Se repite tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Súplica para recibir Misericordia
¡Oh, Dios eterno!, en quien la Misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable. Vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa, y aumenta Tu Misericordia en nosotros. Para que, en momentos difíciles, no nos desesperemos ni nos desalentemos; sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el amor y la misericordia mismos. Amén.
Jaculatorias
Oh, Sangre y Agua que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús, como una fuente de misericordia para nosotros, confío en Ti. Jesús, confío en Ti. Jesús, confío en Ti. Jesús, confío en Ti.
Letanías
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un solo Dios verdadero, ten piedad de nosotros.
Misericordia Divina, que brota del seno del Padre. En ti confío
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios. En ti confío
Misericordia Divina, misterio incomprensible. En ti confío
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad. En ti confío
Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico. En ti confío
Misericordia Divina, de donde brotan toda vida y felicidad. En ti confío
Misericordia Divina, más sublime que los cielos. En ti confío
Misericordia Divina, fuente de milagros y maravillas. En ti confío
Misericordia Divina, que abarca todo el universo. En ti confío
Misericordia Divina, que baja al mundo en la Persona del Verbo Encarnado. En ti confío
Misericordia Divina, que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús. En ti confío
Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús para nosotros y especialmente para los pecadores. En ti confío
Misericordia Divina, impenetrable en la institución de la Sagrada Hostia. En ti confío
Misericordia Divina, en la institución de la Santa Iglesia. En ti confío
Misericordia Divina, en el sacramento del Santo Bautismo. En ti confío
Misericordia Divina, en nuestra justificación por Jesucristo. En ti confío
Misericordia Divina, que nos acompaña durante toda la vida. En ti confío
Misericordia Divina, que nos abraza especialmente a la hora de la muerte. En ti confío
Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal. En ti confío
Misericordia Divina, que nos acompaña en cada momento de nuestra vida. En ti confío
Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal. En ti confío
Misericordia Divina, en la conversión de los pecadores empedernidos. En ti confío
Misericordia Divina, asombro para los ángeles, incomprensible para los Santos. En ti confío
Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios. En ti confío
Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria. En ti confío
Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y deleite. En ti confío
Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia. En ti confío
Misericordia Divina, que abarca todas las obras de sus manos. En ti confío
Misericordia Divina, corona de todas las obras de Dios. En ti confío
Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos. En ti confío
Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones angustiados. En ti confío
Misericordia Divina, única esperanza de las almas desesperadas. En ti confío
Misericordia Divina, remanso de corazones, paz ante el temor. En ti confío
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas. En ti confío
Misericordia Divina, que infunde esperanza, perdida ya toda esperanza. En ti confío
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten piedad de nosotros.
V. Las Misericordias de Dios son más grandes que todas sus obras.
R. Por eso cantaré las Misericordias de Dios para siempre.
Oración
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos. Amén.